Se denomina así el segundo tramo de la Ruta Azul, donde el recorrido se vuelve accesible. Además de una pista apta para recorrerla con silla de ruedas, nos encontramos con información en braille y maquetas de las formas rocosas, para facilitar su comprensión a personas con discapacidad visual.
Su recorrido de 1,5 km es uno de los más interesantes de Los Barruecos donde se aúnan las más importantes formas graníticas, tumbas antropomorfas, restos del poblado tardoromano y abundantes estaciones de gabados y pinturas rupestres de la época calcolítica. En una de las paradas nos encontramos con el denominado «Observatorio Solar» en el que unos antropomorfos son iluminados por un haz de luz en los equinoccios.